Ricardo Barreda, el tristemente célebre cuádruple femicida que en 1992 mató a su esposa Gladys McDonald, a sus hijas Cecilia y Adriana y a su suegra Elena Arreche, murió este lunes a los 83 años internado en un geriátrico de José C. Paz.
Barreda permanecía en dicho lugar desde el pasado 10 de marzo luego de pasar siete meses internado en un nosocomio producto de una caída en las escaleras mecánicas de la estación de Constitución mientras esperaba por abordar un tren luego de visitar a su abogado.
Así también, trascendió públicamente que el femicida, de profesión odontólogo (dejó de ejercer cuando fue condenado por el cuádruple crimen), padecía de mal de Alzheimer y además en los últimos había evidenciado problemas de próstata.
El emblemático episodio, uno de los más resonantes en la historia policíaca argentina, ocurrió el 15 de noviembre de 1992 cuando Barreda disparó a sangre fría contra su esposa Gladys, sus dos hijas Cecilia y Adriana y su suegra Elena, con quienes vivía en Calle 48 entre 11 y 12 de la ciudad de La Plata.
Tras el escalofriante crimen de las cuatro mujeres, el odontólogo desacomodó muebles del hogar a fin de que la Justicia crea su versión de que habían ingresado a robar a la casa, se subió a su auto, se deshizo de los cartuchos de la escopeta Víctor Sarrasqueta, fue al zoológico y en horas de la tarde se acercó a un albergue transitorio junto a su amante.
Al regresar a Calle 48, el femicida llamó al servicio de emergencias. Más tarde llegó la policía y expuso la versión que había orquestado sobre el supuesto robo. Sin embargo, fue trasladado a una dependencia policial y al leer un artículo (el n°34) que establece inimputabilidad para aquellos que no entienden lo que hacen, por locura u otra causa, confesó todo ante el comisario.
Barreda, durante el juicio en su contra. Su caso tomó relieve nacional e incluso internacional. Se han escrito libros y rodado series referidas a este cuádruple femicida.
El 14 de agosto de 1995, Barreda fue condenado a reclusión perpetua al considerar, dos de los tres jueces, que efectivamente el odontólogo era consciente de sus actos y no estaba "loco", como había intentado probar su letrado. Para aquel entonces, el condenado tenía 60 años de edad y en caso de presentar buena conducta tras las rejas, podía empezar a gozar de salidas transitorias a sus 78 años (año 2013).
Sin embargo, el platense fue beneficiado con la libertad domiciliaria en 2011 tras una autorización de la Justicia que le permitía vivir con su amante, Berta André. En ese mismo año, le fue concedida libertad condicional.
Lo que se supo de Barreda en el último tiempo fue que en 2015 había muerto su pareja Berta, víctima de serios problemas neurológicos. La propia Berta, antes de fallecer, había intentado minimizar las serias agresiones psicológicas que sufría a menudo por parte del cuádruple femicida, de quien se distanció al tornarse "peligrosa" la convivencia.
Según trascendió, unos pocos del círculo íntimo de Barreda se hicieron eco de la noticia, ya que casi no tenía contacto con el mundo exterior y no era común que lo frecuentara gente. Con motivo del aislamiento impuesto por el coronavirus, no será velado, sino que directamente enterrado en un cementerio municipal.
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