La historia de Ernesto Enrique Corti, conocido popularmente como “Carucha”, es una de esas que tranquilamente podrían contarse en una larga charla café de por medio.
Nacido en Córdoba un 21 de marzo de 1963, Corti hizo las divisiones inferiores en Instituto, donde fue descubierto por el histórico cazatalentos del club albirrojo, Santos Turza, el mismo que eyectó a Primera a otros jugadores como su contemporáneo Oscar Dertycia y más cerca en el tiempo a Gonzalo Bergessio, Silvio Romero y Paulo Dybala. “Un cazatalentos con un gran ojo clínico”, lo definió alguna vez Corti.
Mediocampista de esos de salida precisa, buen dominio del balón y pase al compañero, “Carucha” debutó en la temporada 1982/83 de la mano del ex arquero glorioso Hugo Trucchia, en ese entonces DT del plantel profesional. Trucchia sería quien, por ejemplo, también haría debutar al propio Dertycia, con quien Corti compartió plantel varios años.
De buenas actuaciones y querido por la gente por su entrega y sentido de pertenencia, el mediocampista de la Gloria se marchó a Villa Dálmine, donde jugó apenas en la temporada 1985/86. Y de allí regresó a Alta Córdoba, donde aún jugaba el “Cocayo” previo a su arribo a Argentinos Juniors.
En el ’87, Corti pasó al River flamante campeón de América y del mundo, ya no dirigido por el DT de ambas conquistas, Héctor “Bambino” Veira -se había marchado a San Lorenzo-, sino por Carlos Timoteo Griguol. En el Millonario, el cordobés tuvo un primer período de la mano de Griguol en que ganó la Copa Interamericana ’87 y el campeonato de Primera División 1989/90, torneo en el que vistió la cinta de capitán, ahora con Daniel Passarella como DT. Tras ello, armó las valijas rumbo al Toluca de México.
Corti, de 24 años, posa con la camiseta del River campeón de la Interamericana '87. Años después se convertiría en capitán.
En los Diablos Rojos, el cordobés fue titular en la mayoría de los partidos durante sus tres temporadas en el club mexicano -estuvo muy cerca de alcanzar los 10 mil minutos en cancha- y convirtió 8 goles. No fue una brillante experiencia la de Corti en México, pero significó para el exquisito mediocampista, su primera y única incursión en el fútbol fuera de Argentina. En el ’93 pegó la vuelta a River.
A su regreso a Núñez, el DT aún era Passarella, líder de un
equipo de jóvenes figuras que a la postre se convertirían en grandes ídolos de
la institución, como es el caso de Leonardo Astrada, Matías Almeyda, Ariel Ortega,
Marcelo Gallardo, Hernán Crespo, y el propio Corti, entre otros.
Ese equipo, pese a ser muy joven, fue uno de los mejores que se recuerde de la historia del fútbol argentino y terminó ganando el torneo Apertura 1993. Tras dicha consagración, y luego del fracaso que significó el paso de la selección Argentina por el mundial de Estados Unidos ’94 -doping positivo de Maradona y eliminación en octavos de final ante Rumania-, el Káiser fue elegido para dirigir a la Albiceleste en reemplazo de Alfio Basile. Con la salida de Passarella del banco de River, en su lugar llegó un joven Américo Gallego, ayudante de campo del ex zaguero desde sus años post retiro de la actividad profesional.
Para ese entonces, Enzo Francescoli ya había regresado al club después de su salida en el ’86 con destino al fútbol francés, y la dirigencia se abrochó refuerzos como Roberto Ayala y Germán Burgos, entre otros, flamantes compañeros de “Carucha” Corti en el Millonario. Curiosamente, en su primera experiencia como DT, el “Tolo” sacó campeón invicto a River del Apertura ’94, que cerró con 12 triunfos y 7 empates.
Dueño de un estilo aguerrido pero no por eso menos elegante para salir jugando desde el mediocampo, Corti se afianzaba cada vez más en un River que brillaba, pese a que también alternó presencias como zaguero central haciendo dupla con Jorge Higuaín, padre de los delanteros Federico y Gonzalo, que más cerca en el tiempo también vistieron la casaca millonaria, aunque sin dudas el paso más recordado fue el del segundo, que a la postre jugaría tres mundiales con la selección Argentina.
En el ’95, Gallego dejó su cargo en River y armó las valijas con destino a la selección Argentina para trabajar, tal como lo había hecho en Núñez, como ayudante de campo de Passarella.
La salida del “Tolo” dejó una sensación de vacío en el club. Decía adiós al club un jugador que forjó una exitosa carrera en el club e incluso como capitán de aquel equipo campeón de América y del mundo en 1986 de la mano de Veira, y que también una vez que colgó los botines, dio inicio a una exitosa experiencia como DT del plantel profesional, al que llegó a sacar campeón invicto.
Para suplir la salida del ex mediocampista, el presidente millonario Alfredo Davicce optó por Carlos Babington, uno de los máximos ídolos en la historia de Huracán y al que como DT sacó bicampeón de la B Nacional, en las temporadas 1989/99 y 99/00, que posibilitó así su regreso a la elite del fútbol argentino. Sin embargo, el “Inglés” no contaba en sus pergaminos con ninguna referencia para con la institución millonaria: siquiera había jugado en River ni tampoco le había sido ofrecido el cargo de entrenador en algún momento.
Su indiferencia hacia los colores millonarios, en claro contraste a los últimos dos entrenadores (Daniel Passarella y Américo Gallego), le restaron apoyo de entrada. Y como no podía ser de otra manera, el paso de Babington por Núñez fue un estrepitoso fracaso: dirigió apenas 19 partidos, con 7 triunfos, 4 empates y 8 derrotas. Tras ello, debió marcharse por la puerta de atrás en ese mismo Clausura 1995 en el que llegó, y en el que River obtuvo un olvidable 10° puesto a 12 puntos del campeón San Lorenzo.
Sobre el fiasco que significó la experiencia de Babington en el Monumental más de algún memorioso recuerda los contados llamados de ocasión que le supo hacer el presidente Davicce al DT por sus largas trasnoches en La Raya, un emblemático restó bar porteño en el que compartía con frecuencia mesa con Alfio Basile, Reinaldo Merlo y Osvaldo Chiche Sosa, entre otros. “Tené cuidado. Esto es River”, le remarcaron alguna vez.
Al fracaso en el certamen doméstico, debió sumarle una temprana eliminación en la Libertadores de ese mismo ’95 en cuartos de final ante Vélez, campeón vigente de la competencia.
"Carucha" Corti posa para los flashes de El Gráfico con Diego Cagna, otro emblemático jugador de los años '90. Tiempo después Cagna se consagraría como ídolo en Boca, y con una diferencia de dos décadas, ambos dirigirían a Instituto.
En el afán de evitar repetir el fiasco de la dirección técnica de Babington, cuando todo parecía que Gallego volvería a calzarse el buzo de DT, Davicce eligió a Ramón Ángel Díaz para ocupar el cargo.
El “Pelado”, histórico delantero de la institución, con 94 goles en 202 partidos y 5 títulos, allá por el ’95 se encontraba recién retirado del fútbol (se había retirado jugando para el Yokohama Marinos de Japón), por lo que la elección del mandatario riverplatense por Díaz se trató de otra apuesta arriesgada: Ramón no tenía experiencia como entrenador y llegaba a River en un momento de regular andar tanto en el plano local como internacional.
Sin embargo, la elección de dicho lugar daría lugar a uno de los períodos más exitosos en la historia del club: Ramón Ángel Díaz logró 9 títulos como entrenador millonario: 7 nacionales y 2 internacionales, entre ellos la recordada Copa Libertadores 1996 y la Supercopa Sudamericana 1997.
Nuevamente acompañado de grandes jugadores como Sorín, Almeyda, Astrada, Díaz, Gallardo, Ortega, Crespo, el “Mencho” Medina Bello y Francescoli, “Carucha” Corti integró aquel recordado plantel que obtuvo la segunda Libertadores en la historia del club. Para la Supercopa del ’97, se sumó el letal delantero chileno Marcelo Salas, a la postre, al igual que Francescoli, otro de los grandes ídolos extranjeros de la situación.
Por aquella Supercopa -último grito internacional de River hasta la Sudamericana 2014- Corti ya no integraba el equipo dirigido por Ramón Díaz: para el ’96 había regresado a Instituto, club en el que 14 años atrás había debutado como profesional.
Curiosamente, cuando “Carucha” armó las valijas de regreso a Alta Córdoba, otro histórico del club surgido a principios de los ’80, como Oscar Dertycia, también había tomado la decisión de volver, proveniente del fútbol español y una breve experiencia en Talleres. En aquel entonces el DT del equipo glorioso era Jorge “Vitrola” Ghiso, al igual que Corti, ex jugador de River. En el ’98, en reemplazo de Ghiso, llegó “Jota Jota” López y al equipo se incorpora Fernando “Perico” Ojeda, sumándose a las bases de Daniel “Miliki” Jiménez, Raúl “Bocha” Maldonado y Hernán Buján, entre otros.
Temporada 1996/97 en Alta Córdoba. Corti (primero de derecha a izquierda), acompañado de Alex Rodríguez, Julián Maidana, Oscar Dertycia y Gustavo Spallina.
Por aquel entonces, Corti ya había cumplido los 36 años de edad, aunque seguía derrochando talento en el mediocampo glorioso. Allá por la temporada 1998/99 la Gloria marchaba puntero en su zona -la Interior y Metropolitana- pero la institución, presidida por Santiago Semino, afrontaba graves problemas económicos, lo que motivó una tirante relación entre jugadores y dirigencia. Cansado de estos problemas, López renunció como entrenador de Instituto.
Ante la salida del entrenador, la dirigencia no encontró un reemplazante en tiempo y forma y le confió, arriesgadamente, la dirección técnica del equipo al propio Ernesto Corti, quien de la noche a la mañana se retiró del fútbol para ahora asumir la responsabilidad de dirigir a sus flamantes ex compañeros. A su retiro, el cordobés totalizaba 153 partidos y 10 goles con la camiseta de Instituto.
Pese a algunos altibajos, “Carucha” logró mantener a Instituto en los primeros puestos y lo clasificó al cuadrangular por el ascenso junto a Chacarita Juniors, Arsenal y Atlético Tucumán.
Corti encabeza el trote bajo las órdenes del DT Horacio Bongiovani (pelota en mano). En cuestión de meses, sus compañeros de equipo se convirtieron en sus dirigidos.
En semifinales, la Gloria derrotó a Arsenal para luego enfrentar, en partido doble, en la final por el ascenso a Chacarita, en ese entonces dirigido por Héctor Rivoira, nombre que a la postre también haría historia en Alta Córdoba.
En la ida, jugada en el Chateau Carreras, Instituto ganó por 3-0 con dos goles de Miliki Jiménez y otro del Bocha Maldonado en una brillante actuación de los cordobeses, que encaminaban la serie a su favor y el ascenso asomaba cada vez más cercano.
La vuelta, que tuvo lugar el 19 de junio de 1999, se jugó en el Monumental de Núñez, estadio propiedad de River, ese mismo que Corti había pisado como jugador del Millonario, pero al que ahora ingresaba con el buzo de DT de Instituto en miras a su primer éxito como entrenador. La Gloria, empatando con o sin goles, o incluso perdiendo dos goles de diferencia, subía a Primera después de una década en el ascenso argentino.
El partido fue triunfo 1-0 para el Funebrero con gol de Luciano Ábalos, en una noche en que el arquero cordobés Roberto Cabrera -ese día cumplía 30 años- brilló de principio a fin. Así, Instituto, de la mano de grandes jugadores como Cabrera, Buján, Maldonado, Claudio Sarría y el goleador Miliki, y también de un joven Corti recién convertido en DT, ascendía a la máxima categoría en una de sus mayores proezas en 101 años de historia.
Ante los flashes, "Carucha" Corti celebra el campeonato y ascenso de Instituto. A sus éxitos como jugador, ahora le sumaba un palmarés como DT.
Ya en Primera, en el Apertura ’99, Instituto no redondeó una gran versión y finalizó en el 16° lugar. En el Clausura ’00 mejoró su performance, cerró en el 12° puesto con 25 puntos, por encima de equipos como Estudiantes y Racing, pero no le alcanzó para evitar jugar la Promoción por el descenso contra Almagro, que militaba en la B Nacional. Ya para ese entonces, Corti no era más el DT glorioso: en su lugar ahora estaba Ramón Benítez, ex compañero de “Carucha” en Instituto.
En José Ingenieros, con un gol sobre el final de “Pancho” Maciel fue triunfo para el Tricolor por 1-0. Y en Córdoba, ante 20 mil hinchas gloriosos, un gol de Diego Villalba silenció a la Gloria, que ahora necesitaba de dos goles para mantenerse en Primera. Sin embargo, Sarría apenas encontró el gol de tiro libre en la última del partido, pero no fue suficiente. De esta manera, un 23 de julio del 2000, Almagro se convertía en el primer equipo del fútbol argentino en subir a Primera mediante el sistema de Promoción. Instituto, mientras tanto, había descendido apenas 14 meses después de regresar a la elite de nuestro fútbol.
Tras su buena primera experiencia como entrenador, en la temporada 2001/02, luego del auspicioso paso de Gerardo Martino como DT de Instituto pese a que la Gloria desperdició increíblemente tres chances de ascenso -ante Banfield, Chicago y Argentinos Juniors-, Corti regresó a Alta Córdoba para lograr nuevamente el objetivo del ascenso a Primera. Aquel nuevo equipo de “Carucha” logró meterse en un Octagonal por el ascenso, pero el sueño se truncó en cuartos de final a manos de Gimnasia de Concepción del Uruguay (empate 0-0 en Córdoba y dura derrota 2-5 en Entre Ríos).
En su segunda travesía como DT glorioso, "Carucha" no pudo conseguir otro ascenso a Primera.
Luego de su segunda experiencia en Instituto, Corti pasó a dirigir en las divisiones inferiores de River, incluso llegando a entrenar a la Reserva. Y a partir de ahí en adelante, no volvió a calzarse el buzo de DT hasta dentro de una década: fue auxiliar técnico en River (tuvo dos períodos), Rosario Central, Colón, Estudiantes, Cerro Porteño e Independiente Rivadavia de Mendoza.
En 2015 entrenó a la sub 20 del Toluca de México y al año siguiente, volvió a convertirse en entrenador para hacer historia otra vez en su carrera. Asumió la dirección técnica del Santa Tecla de El Salvador, con el que fue bicampeón en el Apertura 2016 y el Clausura 2017, acompañado de grandes jugadores como los delanteros uruguayos Sebastián Washington Abreu -convirtió 13 goles en 21 partidos- y Carlos Bueno.
El Santa Tecla, fundado en 2007, lograba así, de la mano del cordobés, el primer bicampeonato de su historia en apenas una década de vida -tercer título, ya había ganado el Clausura 2015- A estos logros, Corti le sumó otro título: la Copa El Salvador 2016/17, que lo terminó de consagrar como ídolo de la institución.
Ganador de tres títulos como DT, "Carucha" Corti es considerado un ídolo en el Santa Tecla salvadoreño.
Hoy, a sus 57 años recién cumplidos, y a más de dos décadas de aquel recordado ascenso en el Monumental, “Carucha” Corti aún mantiene vivo el recuerdo de sus años en Alta Córdoba, primero como jugador y luego como entrenador, e incluso en marzo de 2019, cuando se acercó al estadio de la Gloria para presenciar un partido, se llevó una ovación de los hinchas.
Cuando Diego Cagna, por esos días, tenía las horas contadas en Instituto como DT, Corti llegó a sonar como su sucesor. Pero por una u otra cosa, el cargo quedó en manos de César Zabala, hombre de inferiores de La Agustina, hasta que un año más tarde, una serie de malos resultados no acompañaron, el DT fue eyectado y en su reemplazo llegó Fernando “Teté” Quiróz para su tercer ciclo en el club.
Mientras los hinchas de Instituto cada 19 de junio recuerdan aquella epopeya en Núñez ante Almagro, Corti sabe que el día de mañana, tarde o temprano, podrá dirigir al Instituto de sus amores, tal como él alguna vez confesó quiere hacer. Los hinchas, seguramente, lo esperarán con los brazos abiertos.
Comentarios
Publicar un comentario