Se cumplen siete días de la última vez que fue visto el reconocido ginecólogo de San Francisco. En una semana se tejieron varias hipótesis, se halló su auto en medio de un descampado y su familia elevó a una cifra millonaria la recompensa. Sin embargo, aún nadie ha logrado dar con el paradero del médico.
El pasado jueves 19 de diciembre, a las 10 de la mañana, el ginecólogo Daniel Casermeiro se retiró de su consultorio ubicado en el interior del sanatario Argentino, en San Francisco. Se subió a su auto BMW, en el que partió raudamente hacia dos bancos, de los cuales extrajo dinero con los que pensaba cerrar una operación inmobiliaria ese jueves.
Por la tarde pasó por un kiosco en la minúscula localidad de Estación Luxardo, donde estacionó su coche para comprar tres botellas de agua mineral. "No pude ver por los vidrios polarizados", se sinceró la persona que lo atendió en el local consultado acerca de si pudo observar si Casermeiro estaba acompañado o iba solo.
Luego, el médico llamó desde su teléfono personal para pedirle que le corra para más tarde los turnos de las pacientes que él había dejado esperando ese mismo jueves por la mañana. Después, cortó.
A partir de ese preciso momento, el paradero de Daniel Casermeiro es un enigma para todo el país.
Este hombre, de 61 años y cabellera totalmente blanca y de bigote también blanco prolijamente recortado, es un prestigioso ginécolo de la localidad al oeste de la capital provincial. Reconocido por su labor, la influencia ejercida en sus hijos y en su grupo de pares y el buen pasar económico que quienes lo conocen juran que tenía, Casermeiro era una persona que en San Francisco no pasaba desaparcibida.
Por eso, dónde está y la semana que lleva desaparecido es un tema de debate nacional.
Durante estos siete días de intensa búsqueda y de la que participan más de 80 efectivos, se han tejido distintas hipótesis a partir de distintos elementos que han surgido durante el transcurso de la investigación que encabeza el fiscal Bernardo Alberione, un reconocido funcionario que lleva años al frente de frondosas investigaciones y que por ejemplo tuvo bajo su órbita el caso Natalia Vercesi, víctima de una veintena puñaladas propinada por su marido, Alejandro Bertotti, condenado a perpetua.
Los hijos del médico (Diego y Francisco) confían en que su papá tenía pensado cerrar ese mismo jueves 19 una operación inmobiliaria. Y que esa mañana luego de abandonar su consultorio se dirigió hacia dos bancos para justamente retirar la cifra de dinero, cercana a los $8 millones de pesos.
Así también niegan que el ginecólogo fuera un prestamista y que luego cobraba esas cifras con intereses. "Cuando podía ayudar, lo hacía", justificaron sus descendientes luego de ser consultados sobre algunos movimientos llamativos por parte de Casermeiro.
Además de médico, Daniel era dueño de algunas propiedas y concretaba operaciones a menudo, por eso la maniobra del jueves 19 no sorprendió a nadie de su círculo íntimo. Claro está: esos movimientos se convirtieron en una pieza clave de la investigación a partir de su misteriosa desaparición en esa misma jornada.
En hasta el momento el acontecimiento más relevante de la causa, el domingo 22 su auto BMW fue hallado en un maizal a las afueras de San Francisco con los 8 millones de pesos argentinos de la operación en su interior y el tanque de nafta lleno. No lo encontró ninguno de los 80 efectivos que llevan una semana buscándolo, sino un peón rural que identificó el coche y dio alerta a la Policía.
El rodado fue encontrado sin signos de haber sido violentada alguna de sus puertas, con el dinero dentro y el teléfono personal de Casermeiro, que fue utilizado por última vez ese mismo jueves. Esa tarde usó por última vez la aplicación WhatsApp y dejó de realizar llamados.
Según los investigadores en las horas previas a su desaparición no intercambió llamadas con desconocidos ni tampoco, según testimonio de sus allegados, se lo veía deprimido ni asustado. Otros, dan fue de una "señal de alerta" por parte del ginecólogo: el miércoles (día previo) faltó a Natación, una de sus principales actividades y que cumplía religiosamente.
La principal hipótesis descargada es la del robo, ya que el coche fue encontrado en perfecto estado, sin signos de haber sido violentado y con el dinero dentro. En base a eso la investigación radica en si el BMW fue "plantado" allí o estacionado por el propio Casermeiro.
La otra hipótesis que el círculo íntimo del ginecólogo busca echar por tierra es la del suicidio. Y en base a eso se jactan del estado de ánimo de Daniel, sin alteraciones a la vista ni tampoco indicios de sufrir depresión.
La última novedad en la causa es el allanamiento que tuvo lugar en las últimas horas en un inmueble propiedad de la última persona con que el ginecólogo de 61 años mantuvo contacto.
En paralelo a la desesperación por la ausencia del profesional desde hace una semana, la causa aún no incluye detenciones ni imputaciones.
La recompensa por quienes aporten datos certeros sobre el paradero de Casermeiro ofrecida por la familia fue elevada este miércoles de 100 mil pesos a 1 millón de pesos, según confirmó Néstor Dib, vocero del círculo íntimo.
El pasado jueves 19 de diciembre, a las 10 de la mañana, el ginecólogo Daniel Casermeiro se retiró de su consultorio ubicado en el interior del sanatario Argentino, en San Francisco. Se subió a su auto BMW, en el que partió raudamente hacia dos bancos, de los cuales extrajo dinero con los que pensaba cerrar una operación inmobiliaria ese jueves.
Por la tarde pasó por un kiosco en la minúscula localidad de Estación Luxardo, donde estacionó su coche para comprar tres botellas de agua mineral. "No pude ver por los vidrios polarizados", se sinceró la persona que lo atendió en el local consultado acerca de si pudo observar si Casermeiro estaba acompañado o iba solo.
Luego, el médico llamó desde su teléfono personal para pedirle que le corra para más tarde los turnos de las pacientes que él había dejado esperando ese mismo jueves por la mañana. Después, cortó.
A partir de ese preciso momento, el paradero de Daniel Casermeiro es un enigma para todo el país.
Este hombre, de 61 años y cabellera totalmente blanca y de bigote también blanco prolijamente recortado, es un prestigioso ginécolo de la localidad al oeste de la capital provincial. Reconocido por su labor, la influencia ejercida en sus hijos y en su grupo de pares y el buen pasar económico que quienes lo conocen juran que tenía, Casermeiro era una persona que en San Francisco no pasaba desaparcibida.
Por eso, dónde está y la semana que lleva desaparecido es un tema de debate nacional.
Durante estos siete días de intensa búsqueda y de la que participan más de 80 efectivos, se han tejido distintas hipótesis a partir de distintos elementos que han surgido durante el transcurso de la investigación que encabeza el fiscal Bernardo Alberione, un reconocido funcionario que lleva años al frente de frondosas investigaciones y que por ejemplo tuvo bajo su órbita el caso Natalia Vercesi, víctima de una veintena puñaladas propinada por su marido, Alejandro Bertotti, condenado a perpetua.
Los hijos del médico (Diego y Francisco) confían en que su papá tenía pensado cerrar ese mismo jueves 19 una operación inmobiliaria. Y que esa mañana luego de abandonar su consultorio se dirigió hacia dos bancos para justamente retirar la cifra de dinero, cercana a los $8 millones de pesos.
Así también niegan que el ginecólogo fuera un prestamista y que luego cobraba esas cifras con intereses. "Cuando podía ayudar, lo hacía", justificaron sus descendientes luego de ser consultados sobre algunos movimientos llamativos por parte de Casermeiro.
Además de médico, Daniel era dueño de algunas propiedas y concretaba operaciones a menudo, por eso la maniobra del jueves 19 no sorprendió a nadie de su círculo íntimo. Claro está: esos movimientos se convirtieron en una pieza clave de la investigación a partir de su misteriosa desaparición en esa misma jornada.
En hasta el momento el acontecimiento más relevante de la causa, el domingo 22 su auto BMW fue hallado en un maizal a las afueras de San Francisco con los 8 millones de pesos argentinos de la operación en su interior y el tanque de nafta lleno. No lo encontró ninguno de los 80 efectivos que llevan una semana buscándolo, sino un peón rural que identificó el coche y dio alerta a la Policía.
El rodado fue encontrado sin signos de haber sido violentada alguna de sus puertas, con el dinero dentro y el teléfono personal de Casermeiro, que fue utilizado por última vez ese mismo jueves. Esa tarde usó por última vez la aplicación WhatsApp y dejó de realizar llamados.
Según los investigadores en las horas previas a su desaparición no intercambió llamadas con desconocidos ni tampoco, según testimonio de sus allegados, se lo veía deprimido ni asustado. Otros, dan fue de una "señal de alerta" por parte del ginecólogo: el miércoles (día previo) faltó a Natación, una de sus principales actividades y que cumplía religiosamente.
La principal hipótesis descargada es la del robo, ya que el coche fue encontrado en perfecto estado, sin signos de haber sido violentado y con el dinero dentro. En base a eso la investigación radica en si el BMW fue "plantado" allí o estacionado por el propio Casermeiro.
La otra hipótesis que el círculo íntimo del ginecólogo busca echar por tierra es la del suicidio. Y en base a eso se jactan del estado de ánimo de Daniel, sin alteraciones a la vista ni tampoco indicios de sufrir depresión.
La última novedad en la causa es el allanamiento que tuvo lugar en las últimas horas en un inmueble propiedad de la última persona con que el ginecólogo de 61 años mantuvo contacto.
En paralelo a la desesperación por la ausencia del profesional desde hace una semana, la causa aún no incluye detenciones ni imputaciones.
La recompensa por quienes aporten datos certeros sobre el paradero de Casermeiro ofrecida por la familia fue elevada este miércoles de 100 mil pesos a 1 millón de pesos, según confirmó Néstor Dib, vocero del círculo íntimo.
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