Quién es Nadia Podoroska, la tenista argentina del momento: algunos datos que tenés que saber sobre ella
Tiene 23 años. Hija de farmacéuticos, nació un 10 de febrero de 1997, meses después del retiro de Gaby Sabatini (a continuación, el porqué de este dato) en Rosario, provincia de Santa Fe. Transitó sus primeros años de vida en el seno de una familia de clase media del tradicional barrio de Fisherton.
La apodan "La Rusa". Por su apellido, que heredó de sus abuelos ucranianos, desde chica es conocida por sus más cercanos como La Rusa, que no guarda relación con el lugar de origen de sus antepasados. Otro famoso apodo, pero que se ganó una vez convertida en tenista, es el de La Peque.
Es fanática de Gaby y del Canalla. Así como admira profundamente a la ex número 3 del mundo, es una confesa hincha de Rosario Central, al igual que otros nombres icónicos de la ciudad santafesina: Roberto Fontanarrosa, Ángel Di María o Javier Mascherano.
Dio sus primeros pasos en el mismo club que Luciana Aymar. Al igual que su coterránea ocho veces elegida como Mejor jugadora de hockey del mundo, su primer club fue el Club Atlético Fisherton, cuyo actual presidente, Sergio Trivella, contó que tiene ganas que una de las canchas de tenis del predio lleve su nombre a modo de homenaje.
Jugó en San Lorenzo. A principios de 2018 se sumó al equipo de San Lorenzo de Almagro para jugar los Interclubes con la camiseta del Cuervo. Ese plantel salió bicampeón -al año siguiente repitió consagración- y ella aún mantiene su amor por la institución azulgrana. Tras el pase a semis en Roland Garros, Marcelo Tinelli, actual vice de la institución, no se ahorró en elogios para la Peque.
Llegó a pensar en retirarse. A mediados de 2017, después de un alto nivel mostrado el año anterior, sufrió una grave lesión en una de sus muñecas, que la marginó de la competencia durante ocho meses. En ese proceso, puso en duda su continuidad como profesional. Sin embargo, afortunadamente, cambió de opinión.
Vive en España. Sin demasiadas oportunidades para competir en Sudamérica, y para también estar más cerca de la vertiginosidad del circuito europeo, hace dos años decidió radicarse en Alicante, España, donde construyó su base de operaciones. Sobre eso, alguna vez dijo: "Las mayores oportunidades con las europeas o las estadounidenses no son en talento. Jugar cerca de nuestras casas, de nuestra ciudad, sería algo muy bueno, es mucho el esfuerzo que hacemos las latinas para insertarnos en el circuito". Sin embargo, no olvida sus raíces.
Es campeona panamericana. El año pasado compitió en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde hasta la final, no cedió siquiera un set. En el partido decisivo, sacó a relucir su garra ante la estadounidense Dolehide y se quedó con la medalla de oro, lo que le permitió asegurar su clasificación a los JJOO de Tokio 2020, que por la pandemia se jugarán el año próximo.
Previo a su explosión en París, debió superar la qualy. Por su ubicación en el ranking WTA (131°), para ingresar al cuadro principal del certamen francés, previamente debió sortear la clasificación. Y vaya si lo hizo: hilvanó tres triunfos al hilo ante Magdalena Frech (6-2 y 6-2), Jaqueline Cristian (6-0 y 6-4) y Wang Xinyu (6-2 y 6-4), y por primera vez en su carrera, entró al main draw de Roland Garros (había estado en el del US Open 2016, pero dijo adiós en primera ronda). Ya una vez entre las clasificadas dejó en el camino a Grett Minnem (6-2 y 6-1), Ylua Putintseva (6-3, 1-6 y 6-2), Anna Schmiedlova (6-3 y 6-2), Barbora Krejciková (2-6, 6-2 y 6-3), y este miércoles, en quizá el mejor triunfo de su carrera, dejó en el camino a Elina Svitolina, n°5 del mundo y tercera raqueta del torneo, a quien le propinó un contundente 6-2 y 6-4.
Comentarios
Publicar un comentario